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4worldlovers: Llevamos mas de 15 años de trabajo constante en Bucaramanga. Nos hemos posicionado como uno de los mejores restaurantes de la ciudad, y hemos deleitado los paladares de los comensales que quieren probar una cocina internacional.

Hemos sido testigos de grandes momentos y celebraciones, compartiendo con todos los bumangueses y con invitados internacionales.

4worldlovers: La dimensión humana es la que educa al joven seminarista como persona humana, en todas las virtudes necesarias para el desarrollo integral del individuo con un equilibrio afectivo interno y con un saber estar externo, fundamental para la persona misma y para su trato con los demás.


La dimensión cristiana trata más específicamente del aprender a tratar íntimamente con Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, esto es, lo que denominamos vida de oración. La forma privilegiada de encuentro con Dios se da a través de la liturgia, la cual es preciso ir viviendo cada vez más eficazmente. Esta dimensión es central en la vida de un seminarista, porque ha de ser intermediario entre sus hermanos los hombres y Dios, debe presentarle al Señor todos los problemas del mundo, al igual que los suyos personales, dentro de la conversación diaria e íntima con Dios.

La dimensión vocacional es la orientación y el acompañamiento en el discernimiento de la vocación sacerdotal o laica de todo ser humano que llamado desde el seno materno y desde la Ecclesia domestica junto con el seminario y la parroquia, ayudamos a discernir y cuidar ya que “En nuestros días, en un mundo frecuentemente extraño e incluso hostil a la fe, las familias creyentes tienen una importancia primordial en cuanto faros de una fe viva e irradiadora. Por eso el Concilio Vaticano II llama a la familia, con una antigua expresión Ecclesia domestica (LG 11; cf. FC 21).

En el seno de la familia, “los padres han de ser para sus hijos los primeros anunciadores de la fe con su palabra y con su ejemplo, y han de fomentar la vocación personal de cada uno y, con especial cuidado, la vocación a la vida consagrada” (LG 11)” siendo así que “La educación en la fe por los padres debe comenzar desde la más tierna infancia. Esta educación se hace ya cuando los miembros de la familia se ayudan a crecer en la fe mediante el testimonio de vida cristiana de acuerdo con el Evangelio. La catequesis familiar precede, acompaña y enriquece las otras formas de enseñanza de la fe. Los padres tienen la misión de enseñar a sus hijos a orar y a descubrir su vocación de hijos de Dios (cf LG 11). La parroquia es la comunidad eucarística y el corazón de la vida litúrgica de las familias cristianas; es un lugar privilegiado para la catequesis de los niños y de los padres”. Sin olvidar que los padres deben de respetar la llamada y favorecer la respuesta de sus hijos para seguirla creándoles un clima que favorezca y cuide su vocación.

En cuanto al colegio seminario menor su dimensión vocacional nos lo recuerda el Concilio Ecuménico Vaticano II en su decreto Optatam totius sobre la formación sacerdotal, “En los Seminarios menores, erigidos para cultivar los gérmenes de la vocación, los seminaristas se han de preparar por una formación religiosa peculiar, sobre todo por una dirección espiritual conveniente, para seguir a Cristo Redentor con generosidad de alma y pureza de corazón. Su género de vida bajo la dirección paternal de los superiores con la oportuna cooperación de los padres sea la que conviene a la edad, espíritu y evolución de los adolescentes y conforme en su totalidad a las normas de la sana psicología, sin olvidar la adecuada experiencia segura de las cosas humanas y la relación con la propia familia…”

La dimensión comunitaria es necesaria por la propia dinámica de la vida en un Colegio Seminario, en el cual hay un grupo de jóvenes que se sienten llamados a una vida laica y viven juntos el día a día de su vocación, junto con sus formadores. No olvidado la vivencia de los valores como la honestidad, respeto, autodisciplina, solidaridad, colaboración, compromiso personal y social, creatividad e investigación.